Chin-Chin va al súper

por Ana María Tarsia

varios dibujos infantiles de ratones coloreados con crayones. Dos ratones grandes de perfil, uno rosa y otro verde, mirándose. Debajo, recortes pegados: un ratón grande acostado con cinco ratoncitos pequeños encima, flores, pasto y pequeños dibujos de ratones azules, amarillos y marrones. Estilo collage infantil.

Don ratón y doña Rata viven muy felices en el jardín de tía Amalita. Tienen cinco hermosos e inquietos ratoncitos que juegan y corren por todo el jardín. Chin-Chin, el más pequeñito es también el más curioso.

una canasta amarilla hecha en papel con una flor dibujada; tiene un asa hecha con hilo rojo. A los costados, recortes de flores y un dibujo infantil de un pajarito amarillo. Fondo blanco sin más elementos.

Un día vio junto a la puerta de la casa una canasta amarilla decorada con flores. Corrió y corrió hasta meterse de un salto dentro de la canasta.

La canasta era de la tía Amalita, que en ese momento estaba cerrando la puerta de la casa para ir al Súper. Levantó la canasta sin sospechar que allí estaba Chin-Chin.

El ratoncito viajaba contento, aunque algo mareado. Cuando llegó al super la tía Amalita le mostró la canasta a la cajera. Chin-Chin se acurrucó en el fondo y no lo vieron.

collage de fotos de un supermercado real: góndolas con frutas, verduras y quesos. Sobre estas fotos, un dibujo de un ratón amarillo saltando entre distintos quesos (rojo, azul, Adler, queso fresco). También hay recortes de envases de queso (Adler, Santa Rosa, etc.).

Tía Amalita iba por las góndolas buscando los ravioles. Chin-Chin iba escondido dentro de la canasta. Cuando pasaron frente a la heladera de los quesos, Chin-Chin los olió, y con agilidad y sin pensarlo, saltó arriba de los quesos. Comenzó a correr sobre los de cáscara colorada, los de rallar, los cremosos. Hasta le dio un mordisco a uno de color azul.

Todos los clientes se pusieron a gritar.

El dueño del supermercado, un chino de cara colorada, vino corriendo para atrapar a Chin-Chin. Algunos clientes lo ayudaban persiguiéndolo con escobas, plumero y secadores.

Chin-Chin asustado se escondió en el agujero del queso gruyere, y cuando el chino lo quiso agarrar de la cola, Chin-Chin se volvió rápidamente y se le colgó de la manga.

—¡Me quiere comer! —gritaba el chino y sacudió con fuerza el brazo y Chin-Chin salió volando cayendo justo dentro de la canasta de tía Amalita que estaba parada observando lo que pasaba.

dibujo grande de un ratón verde sentado junto a un triángulo grande de queso amarillo con lunares rojos. Alrededor hay pequeñas flores dibujadas y recortadas. El ratón está sonriente y sentado sobre un fondo verde rectangular.

Cuando todo se calmó, como no lo vieron más, el chino muy enojado, regaló a todos los clientes un trozo de queso. Cuando salieron del Súper Chin-Chin iba tranquilo debajo de un enorme pedazo de queso de rallar.

Tía Amalita volvió a su casa y dejó la canasta en el piso, abrió la puerta. Sacó el queso porque le daba impresión comerlo, y allí estaba colgado Chin-Chin sosteniéndose muy fuerte con las patitas y los dientes. Tía Amalita tiró presurosa el queso que fue a parar justo, justo en la entrada de la cueva de la familia de Chin-Chin.

—¡Miren lo que les traje! —gritó el ratoncito— ¡Lo compré en el súper!